Nuestras horas
se han perdido con el tiempo
minuto a minuto
avanzando la bruma
del reloj quebrado
que cuelga en el olvido
los crepúsculos no despertaron
en esa mansión abierta de la vida
porque la tarde
se perdió en tus brazos,
como
ocasos silentes
y callados…
toda la ciudad se agita…
cuando suenan las campanas de la plaza
y el habitante de las sombras
asoma sus ojos de luceros,
atrás de las ventanas rotas
de una lágrima sin rostro ni morada
los sueños se quebraron
como escarcha y lluvia clara,
sobre el abandono eterno
del tejado de algún granero
y los campos se secaron todos
cuando azotaron los vientos
y las risas de los niños se perdieron
con el paso de los años en los hombres.
A veces me pongo a divagar
con el silencio…
éste me mira…y yo le canto
como una cigarra enamorada
en medio de la noche…
buscando su sosiego!
Eileen
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