Y se desvanece en la memoria
esa elocuente inquietud que tiembla
cuando sus labios cantan…
y el susurro de los vientos
me acompaña
En ese elixir de la vida, cuando del tallo
cae la sábila bendita de los sauces,
y los manantiales suben sus aguas
después que la tormenta anegó la selva
En ese claro oscuro de la luna
donde a solas la noche recoge sus faldas
y las calles empedradas se hacen lluvia,
bajo los pasos apurados de la madrugada
…yo lo espero!
Ay centinela que me contempla de lejos
querubín que vuela entre las sombras…
buscando este regazo tibio de mi alma
para reposar sus alas y dormir callado
bebiéndose mi aurora
Y es que tantas horas han pasado
y los años…parecen suspiros…
en ese gemir insistente de una estrella
que empieza a renombrar callada,
las sílabas incansables de su nombre
Hoy…después de verlo...
empieza a desfallecer la bruma
y un recuerdo se desnuda triste
allí, sobre mi cama,
donde entre sábanas de seda
y nuestra historia…
la noche se hace más oscura
Hoy tengo ganas de acariciar sus cielos
y mirar sus ojos de zafiros negros…
donde tantas veces he cabido entera,
y usted me ha adormecido en sus pupilas
antes de bajar sus párpados de luna
Y es que este amor vive en mi pecho
...y día a día me acompaña intenso…
en ese susurrar de los silencios
mientras yo lo busco, más allá del sueño
y lo abrazo –amado mío- en cada verso!
Eileen
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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...