Y me sorprendió la noche
una vez más, vacilante, sí
y un poco triste…
distante de tu sombra
y cercana mi locura
en ese laberinto inquieto
de mi mente,
jugando con mis sueños
en el mismo lugar del alma
donde nos perdemos.
Contemplé a la luna
y recordé tus ojos…
con ese magistral encanto
y ese suave parpadear tan tuyo
coqueto y misterioso…
mirándome desnuda.
Y mi piel canela en ciudad desierta
sintió tus besos…
más allá de mi memoria
en tu silencio,
apretándome los sueños.
Y en un leve suspiro,
que parece eterno,
apareció tu aurora…
jugando con las sombras
en estos rincones oscuros
que se aglutinan en mis manos,
cuando intento sin querer
atrapar al viento,
y dejar que se diluya un verso
en un papiro en blanco
A veces me detengo a solas
en este amanecer cegado…
donde te busco sin consuelo
o te dejo caer en el vacío
que se abre en la ventana rota
con destino a tu refugio,
morando allá afuera
sobre el pasto seco…
cansado de tus pasos mustios
marchándose mil veces…
Y es que a solas
llego a divagar inquieta,
recostada en la pared vacía
sin cuadros ni retratos…
después de borrar tu esencia
de mis labios,
y el eco paulatino de tu voz callada
queriendo pronunciar mi nombre
en medio del olvido…
quebrando los silencios con un grito
que suele despertar al alma
herida y destrozada por la despedida.
Pero tuve que marcharme lejos
de todos los secretos de tus ojos,
y de toda la estampida de tu boca
sin decirme nada…
y el sabor amargo
de tu inconsistencia!
Eileen
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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...