miércoles, 27 de febrero de 2013

Ciudad deshabitada



Y la ciudad habitaba sin memoria en ese dejo de la vida que a veces llamamos recuerdo, cuando de los faroles infinitos cuelga la noche escondida entre los focos que lentamente se apagan con el viento, al despertar la madrugada… y de mis manos se rompen los pétalos del alma en estampida de cigarras cuando sangran...

Pero mientras las veredas reposan desnudas de los pasos de la gente que alguna vez supo hacia dónde iba…me encuentro yo… en esa banca solitaria, a la espera de los sueños que se escurren a la orilla de la piedra que dobla en cada esquina y se evapora en el silencio sin decir palabra…más que el eco de un suspiro, cuando un verso se asoma de mis labios y se tira al abismo de tu ausencia que me duele, más allá mi bien de la locura y el indómito susurro de tu boca, anhelante de mis besos, en pálida estación perdida, donde el andén de aquellos trenes, se ha cerrado y no volverán las viejas estaciones de tus ojos, musitando aquel invierno con la piel mojada y tu delirio, desnudo entre mis brazos!

Y es por eso que las calles gimen…las auroras se diluyen…las crestas de los sauces se hacen nidos y mis lágrimas se cuelan en mi rostro, como un ente solitario que susurra las sílabas quebradas de tu nombre…ausente y mal herido en ese gesto mío, tan triste y abatido, cuando me haces falta!

Eileen

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo