domingo, 24 de febrero de 2013

Hablando en el desvelo




Y es imposible pronunciar lo que significan los desvelos…en esa atmósfera cerrada, como tus pupilas de negra inmensidad y tristeza, donde he visto llorar luceros, así como imposible es, quebrar con las manos la guarida de mis sueños, que habita entre tu pecho y ese breve espacio más adentro…donde todo lo que soy y lo que siento, parece palpitar en tu silencio.

Hay veces que en medio del desierto de tu rostro, pretendo contenerte en la mirada y luego, evado la silueta de tu sombra, que me da la espalda…porque luego de marcar la hora de los plenilunios, empieza el canto de la tormenta y la bruma se me mete entre los poros, mojando mi nostalgia.

Y es que a causa de todos mis pesares, las ninfas que habitaban en mi prosa, se mudaron a esa ciudad olvidada donde los duendes han muerto y las horas, dejaron de anunciar el tiempo…porque luego de cruzar la vereda y llegar hasta las plazas de tu ausencia, la piedra se secó como mis labios, y las fuentes que contenían manantiales, ahora se nutren de hojarasca y llanto.

Si tan sólo pudieras ver más allá de la locura de tu propia esencia, de la pobreza de tu alma y de la pálida inconsciencia de tu fuerza, que merma como las hojas quebradizas del otoño, tal vez…sí…tan sólo tal vez, pudieras  escapar de los abismos de tu propia mano.

Te miro y la tristeza me susurra,
porque yo te amaba... a pesar de todo!

Eileen

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo