Recogí a los vientos, con mis manos rotas y escondí mi rostro ante el reflejo mudo de tu ausencia, frágil y desnudo como las horas que se detienen en esos lugares secretos, donde los duendes callan y los madrigales se ensanchan a los pies de las cigarras que mueren cuando la noche, les roba su destello y el pasto empieza a marchitar tus huellas más allá de las fronteras de un recuerdo que gime, como las ninfas en esa orfandad de los sentidos.
Y sin más prisa que las sombras, me retiro de tu vida después de haber hecho añicos estos sueños míos, de morir entre tus labios y acunarme en tu mirada…
sin más ambición que ser la dueña de todo el sentimiento que brotaba de tu pecho al despuntar la luna.
Pero nocturnos mis ojos y esa negra profundidad de tus pupilas, a veces una lágrima cae sobre los rostros olvidados y se acortan los caminos, que llevan al vacío donde a tus anchas, te veneran los silencios.
Y es que me marcho por tantas cosas, pero ante todo, por ese reflejo mío en el espejo…que a solas, me hace mirar de frente, la miseria de tu esencia, burlándose de todo!
Eileen
Ay amiga, tus últimas palabras me dejaron sumida a la silla. Que fuerza!!! que versos que reflejan tantas desesperanzas acumuladas. Soberbio!!!!
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