En ese lenguaje de libélulas doradas, tantas veces conversamos Vida, de los sueños que se pegan al tejado, como brisa y de las horas que cantan en esos relojes de péndulos de plata en casa de la abuela que suspiraba en los rincones olvidados de su alma, donde tantas veces la vimos pasar descalza y apurada a cortar con sus manos temblorosas un rosal de grana y adornar la estancia con olor a vida que desteje ilusiones perdidas y bordadas en manteles de seda o en los dobleces cuidadosos que le hacía a sus almohadas nacaradas, donde reposaban sus cabellos como plata y ahora, se escapa en la ventana, como tímidas guirnaldas, que huelen a mañanas!!! y las hojas doradas por los otoños que caen y las bancas de maderos azulados con olor a leña fresca y la cubeta que recoge lluvia y riega primaveras, en los ojos de mi abuela, que se esconden como perlas, en la infancia que mora en mi memoria!
Eileen
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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...