Cuántas cosas aprendimos en ese caminar pausado, callado, cansado y sin destino, que tantas veces apuramos como si los vientos empujaran nuestros pasos hacia ese lugar quebrado donde la lluvia se escurre en la cornisa y los sueños murieron sobre el pasto, después que la nostalgia empapara nuestros campos, y nosotros talláramos la vida con las manos y los dedos desangrados, de tanto acariciar los años, mi bien, sin conquistarnos!
Eileen
Bravo poeta!!!! Que prosa... Un concentrado de vida, de aprendizaje, de un todo que nos vacía y a la v3ez nos completa!!! Bravo poeta, bravo!!!
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