Amado mío...que desciendes en la tarde dócil de mis sueños infinitos, de mis caricias y mis labios de terciopelo -besando nardos- en esa boca tuya-, de silencios-, y a veces tan ausente como el carmín sediento de la lluvia que cae sin contener la noche misma entre tus labios...mi bien...y en estas manos...la cálida ilusión de nuestro fuero.
Eileen
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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...