martes, 9 de octubre de 2012

Navíos

Carta de amor entre Andrómeda y Perseo, 
durante el tiempo del navío a su rescate



Prisionera en esta Isla espero.

Perseo…pirata de los mares indomables…mi cielo…yo te espero!

Esta mañana, los pájaros lejanos callaron su trinar de sueños…y el cielo en su espesor ceñido se tiñó de ausencias…y es que te extraña el alma mía…más allá de las distancias y del canto de los mares que me anuncian los presagios y el enigma en tu llegada que se acerca, aunque lejana…me susurra…y me atormenta, en esa lucha fiera que te espera, más allá de las quimeras donde habito prisionera del olvido…sin tu amor y sin tu piel…amado mío…

Mi canto de sirena atraviesa las tinieblas que amenazan con su oscuridad latente, gritándote a los lejos…tú mi amor…Perseo, mi pasión, mi sueño…ven a mi rescate pronto, porque desfallezco…

Y es que apenas me sostengo en vida…

son tus ojos mis luceros y el recuerdo
son tus labios, los que calman lo sediento
son tus sueños, los que anidan en mi pecho 
y sostiene su latido inquieto
que parece, en soledad…se está muriendo…

Pero he de resurgir como los vientos, cuando tus manos se apoderen de mis sueños, y tus labios, de estos labios míos que habrán de besar intenso tus rincones infinitos y el compás de lo que habita en tu interior perlado, será la cuna de todos mis sentidos y el manjar bendito -que habré de beber desnuda en la morada de tu cuerpo- más allá del firmamento, donde tú mi cielo, surcarás como un velero los dinteles de mis muslos y calmarás mis aguas sobre playas anegadas, con la fuerza de tus vientos y ese aroma intenso al amor que siento y con un suave beso…brotarán tus jugos como espuma blanca sobre este vientre mío en las marea altas de mis sentimientos…

Y otra vez…
seré la noche en tu mirar de luna
seré la historia que escribió tu vida,
seré la balsa donde tu reposes
y la higuera donde tomes esos frutos,
más allá de los parajes claros
donde he sido tuya tantas veces…
como tú eres mío en la pasión que tiembla
más allá del alma!

Eternamente,
Andrómeda

- ♥ -



Las velas de este fiero navío.

Oh Andrómeda, divina musa, en este viaje que se ha tornado una travesía indómita sólo tu amor es mi luz y mi guía…un mar de profundas hondonadas atiza la angustia de no tenerte de saberte tan cautiva…soles derramas sobre mi pecho cada vez que te evoco amada mía…

Canto estas desventuras al oído del viento, para que lleguen a ti y sepas que voy a tu encuentro…he pasado épicas noches luchando contra mis propios temores, pero más poderoso es este amor que por ti siento y que se acuna en mi pecho al son de tu recuerdo.

Paralelo a estos vientos que hinchan las velas de este fiero navío se agita mi corazón en pos de tu piel que arropara mis deseos cuando mis manos te tomen en libertad.

Y si tus labios ansían los míos, sabrás que mi boca destila tu esencia que supe guardar en mi alma como una joya invaluable, y es ella la que ha dado el hálito divino que me impulsa a llegar a tu lado y arrancarte de la maldades que te ataron a esa roca…

Ay, mi ferviente coraje
mis manos firmes 
mis labios anhelantes 
esperan tu pecho…
que trepida
en mi ausencia
a la espera de mis vahídos
que pulsantes 
me agitan 
por las noches…

Volveré a besarte y caeré de hinojos a tus pies, te acariciaré con el alma abierta, para que fluya este amor desbordante bajo el plenilunio para que ilumine la senda clara y diáfana de la libertad.

Vamos navegando por rutas inciertas y desoladas donde acechan mil desdichas y se escuchan cantos de sirenas que pretenden confundirnos, sin embargo no habrá poder en este mundo que pueda desviarnos de tu destino…

Mantente firme y soporta esta pena, muestro amor será el faro que me guía…y pronto llegaré.

Tuyo siempre…
Perseo.

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo