viernes, 28 de diciembre de 2012

Entre tu voz y mi llanto




Tu voz me endulza y me rasga el alma... con ella bien... con ella mal. Es la necesidad profunda de escucharte que remarca la ausencia de tus besos... No hay rima en tu ausencia, solo silencio sepulcral que arrulla la pesadilla de perderte

tu voz...me atrapa y me diluye entera...contigo en la noche, la luna tiembla. En el sentir de las nostalgias más profundas, las que me tienen ceñida a tu mirada, tu piel y tu locura...en casta mansedumbre y plenilunio de una estrella, que muere por no estar contigo!

Tengo grabada en el alma la sinfonía infinita de tu nombre... con notas tan profundas como tus besos derrochados en aquellos pentagramas prohibidos que dieron origen al retumbo constante de tambores y trompetas arrogantes... de latidos inexactos y perdidos. Son sonetos enlazados y sumidos en el recuerdo vivido de ese gozo compartido, apasionado que no olvido.

tengo bordada en mis manos tu piel de eucalipto, tu aroma y tu fuego...y el eco perpetuo de tu intimidad...y amor el desvelo que grita en silencio, tu nombre en mi lecho y el cálido beso, de miel y cerezos, bajando a este nido...sediento y cautivo...de todo tu sino...tan lejos de mí...

Hubo un día que un apasionado desborde notas inundó rebosando los rincones de mi alma... era tu mirada, tu sonrisa, tus caricias, tus abrazos... era el clímax de esa sinfonía pura e infinita... ¿llamada amor...? no cualquier amor.. era ese que se pierde en el tiempo, que eterniza... que fusiona y apasiona.

si...hubo un día sí...tan lejano...cuando fui tu risa...en la leve península de tu boca...cuando fui la lluvia empapando tus sentidos...y esa esfera blanca, como luna, despertándote en las noches...allí a tu lado, tibio, arropado entre mis brazos...como un niño...en la víspera de un sueño...

Ese sueño que eterno parecía... que truncado y sin sentido me arrastró por ese camino olvida y solitario... Un sendero cruel que ensombrece tu mirada, acallando tu sonrisa... y tu voz... tu voz... que nunca dejó de perseguirme susurrando tu desprecio... tu arrogancia de dejarme.

y es que ante el hípico dolor de mis sentidos...me alejaste de tu canto...serenata mía...adolorida...poción que me envenena...laguna de mis selvas y estampida de locuras que me abruma...y esta voz que es mía, siendo tuya cuando nombra la verdad de tu mirada...y la ausencia de tu calma, en la sórdida perfidia del olvido!

Ese olvido que profundo y agrio me grita tu ausencia... tu desdén... tu despecho... La rosa sobre la mesa que aclara sigilosa que no hay belleza sin espinas... ni sinfonía sin silencios... ¡hay de mi sin tu mirada... sin tu sonrisa... sin tus besos...! No hallo notas que compongan y remarquen mi agonía.

Dueto de Marco Antonio de León Vilaseca y Eileen Ovalle

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo