viernes, 5 de abril de 2013

Pócima que mata



La verdad no hay nada que esclarezca la insólita oscuridad de los silencios de mi alma, contenida en tu inconsciencia…

Hombre que dejas ver tu sórdida morada con esas ambivalencias que se mueven como péndulos heridos, en esos ojos tuyos de cavidades profundas, que llevan al abismo.

Al pie de las sombras reposas…como el vértigo del viento cuando duerme…y dejas entrever la pálida guarida de tus sueños, donde agonizantes todos, se acurrucan en tus labios.

Tú…paralelo de los sentidos, que de tu boca y de tus falsas promesas, las mentiras se enredan con tus ojos y empiezan a sangrar dolidos, los versos de un poeta, que casi muere entre tus manos, de hiedra que se seca y espinos que lastiman.

Pero recogerás las sombras que has dejado con tu paso lento y con las manos llenas de vacíos

Y vas a beber de la cosecha clandestina de tus besos y la hiel que derramaste con tu boca, como pócima sangrante que envenena, a todo lo que acercas a tus labios.

Y serás como las raíces secas, que abrazan mortandades, en la ciudad de los suplicios, donde sin duda, vas a engañar a otras, como lo hiciste conmigo!

Oh sí...Tú...lobo, con piel de cordero!

Eileen

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo