viernes, 4 de enero de 2013

Bajo los ocasos




De cualquier manera, imposible sería no nombrarte bajo el ocaso de la tarde que desciende lentamente, sobre tu regazo…

te miro, como un sueño que despierta al borde de la cama de nubes de algodón y sábanas de seda, bordadas con tus besos, cuando los jilgueros revolotean como niños en los nardos y eucaliptos, perfilando nuestros campos

y dejo que las horas pasen en esa plenitud de tu mirada, sí… mi amor…así como un suspiro acurrucado entre tus brazos, cuando tu voz me canta…susurro de caricias infinitas…que intentan decir mi nombre al derramarse el alba, entrando en la ventana…

Refugio mío…que me tocas el alma…eres como un trozo de luna que se cuela en las paredes y nos mira, jugando a la inocencia de amarte tanto…que un verso parezca una caricia que mana de tus manos blancas…

Eileen 

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Que la palabra escrita...se grabe en tu pecho...y tu recuerdo en mi memoria...

Música del cielo